23/5/09

Las gafas de Rosa Aguilar

Acabo de darme cuenta. No es que Rosa Aguilar haya cambiado de chaqueta; ha cambiado de gafas.
Habitualmente, los políticos no se dejan fotografiar en situaciones incómodas: fumando, con un vaso en la mano, sudando, comiendo, discutiendo... e, incluso, en algunos casos, con gafas (lógicamente, en el caso de que puedan evitarlas). Supongo que será porque piensan que les hace parecer inferiores, imperfectos, humanos.
Lo de las gafas cambió, y ahora se utilizan como herramienta para resaltar la faceta intelectual (o, al menos, la lectora) del personaje. [Por cierto, que cada vez son más los políticos que se muestran sin pudor con un pitillo entre los dedos; ya hablaremos de eso].
Y en estas, aparecieron las gafas rosas de Rosa.


Estas fueron las gafas de dirigir plenos, vociferar en mítines y pronunciar pregones. Unas gafas alegres, modernas, atrevidas..
Pero como las cosas están para complicarlas, se ve que la ex había aprovechado la campaña dos-por-uno de Afflelou, y llevaba otro par en el bolso, con el agravante de que no sabía qué hacer con ellas.



Se dio cuenta de que, para estas gafas, necesitaba otro trabajo, y aceptó la llamada de Pepe Griñán. Ahora utiliza esta montura sobria, clásica... perfecta para consultar planos, expedientes y contratos. Ahora, que no tiene que dirigir plenos, vociferar en mítines ni pronunciar pregones ¿con qué se va a poner las gafas rosas?
Como me confieso culpable de cualquier delito de lesa elegancia que se me pudiera imputar, me reservo mi opinión sobre qué lentes le sientan mejor.
Me quedo con una imagen de hace años

en la que Rosa Aguilar nos mira a los ojos, limpiamente, directamente. Sin escuchar modas. Sin interponer cristales.

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